jueves, 1 de marzo de 2012

El alma del piano

Mine Kawakami es capaz de dar vida con su piano de cola al sonido que reside en el interior de cualquier cosa. Es una virtuosa de este instrumento musical al que traslada su alma. Las noches estrelladas, los días de tormenta, una plaza de Córdoba en la que el agua de una fuente fluye en calma, la solemnidad de la catedral de Santiago o un viaje a la Habana encierran un maravilloso universo musical, al que esta artista es capaz de dar existencia. Porque realmente una siente, cuando la escucha, que las cosas cobran presencia a través del oído. Incluso el dolor puede tener su expresión musical. Kawakami contó que perdió amigos en el terremono de Japón. Ha sido un mazazo para los japoneses. Y ella, junto con muchos compañeros músicos, estuvieron impelidos para tocar durante, al menos, un año. La composición que tocó en homenaje a sus seres queridos desaparecidos en esa tragedia comenzó con un golpe seco sobre el piano, emulando un grito de impotencia, de desgarro. De muerte. El sonido retumbó como el silencio en un funeral. Pero poco a poco, la música se fue haciendo más suave, abriendose paso en la oscuridad, porque Kawakami dice que ella sabe que están ahí, en algún lugar, no muy lejos. La música le ayuda a reencontrarse con esos amigos que ya no están.

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