lunes, 15 de septiembre de 2014

Momentos

Al margen de los episodios históricos que aporta la realidad que a uno le toca vivir, como la abdicación de un rey, las corruptelas políticas o la crisis de un país, están los momentos que marcan nuestra existencia particular. La biografía de cada cual está repleta de esos instantes que, conscientes o no, nos han transformado en lo que somos. A poco que uno rastree, se encuentra en ellos con total seguridad. Un amigo apasionado de la música me contó que una tarde cualquiera de un día cualquiera de hace ya bastantes años, siendo él adolescente escuchó en la radio una canción, que le supo maravillosa. Ese día, aquel instante, que no tiene para el mundo la categoría de haber pisado la luna ni de haber descubierto el universo, significó para si mismo un momento estelar: el de descubrirse en la sensibilidad musical. El de sentirse fascinado por aquel sonido venido del transistor. Uno se pasa la vida esperando que le ocurran cosas sorprendentes y descuida estos pequeños detalles que, en realidad, son los grandes acontecimientos que son aportan, sin pretenderlo, el anhelado sentido que buscamos. Un verano cualquiera de un año cualquiera, cuando yo era adolescente, mi hermana me dio un libro. Ese libro se titulaba Momo. Su autor Michael Ende. Estoy segura de que leí otros libros antes. He leído libros después. Pero aquella tarde de verano de aquel año que no recuerdo, me observo claramente abriendo el volumen y sintiendo que aquella historia que salía de sus páginas era algo más que un cuento. Mi amigo me contó que escuchando la canción entonces sintió, sin entender muy bien las razones, que se le erizaba la piel. Yo, al leer ese libro, sentí igualmente algo especial. De ese algo especial están hechas nuestras biografías. Los momentos históricos de nuestras vidas no constan de acontecimientos cósmicos, no tenemos que esperar a que abdique un rey para escribirlos, nos basta con recuperar del recuerdo los pequeños instantes que son las grandezas de nuestras vidas. Lo que nos cambió sin darnos cuenta. En lo que nos hemos convertimos. Lo que somos.

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