sábado, 14 de junio de 2014

Cuando deseas algo

Cuando alguien quiere alcanzar algo, la mejor opción es tomar el camino opuesto. Lo leí de Michael Ende, autor de la Historia Interminable. Ahora bien, obviamente uno se pregunta: ¿Cómo es posible que se desee algo y tenga que hacerse justo lo contrario? Es una absoluta paradoja. Como seres obstinados que somos, la naturaleza no nos ha preparado para eso. Muy al contrario, estamos entrenados para empeñar todas nuestras fuerzas hasta alcanzar la meta anhelada. Si amamos a alguien, no se nos ocurriría invertir los sentimientos. Cuando deseamos que algo ocurra de verdad, nos resultaría complejo cambiar la estrategia. Dice el escritor que Dante, en la Divina Comedia, para llegar al paraíso tuvo que pasar primero por el infierno. Él plantea que para encontrar la realidad hay que seguir ese recorrido
.
Me estoy acordando mucho de la Historia Interminable estos días. Recuerdo perfectamente cuando la leí. Tumbada en una manta en mi habitación de la casa de mis padres cuando las tardes de verano tenían la cadencia perfecta para leer libros. Después, han venido otros veranos, que han podido ser mejores o peores, pero no con aquella luz de las tardes de siesta de mi pueblo. El protagonista, Bastián, inmerso en el mundo fantástico al que se trasladó, en una de las últimas puertas que tenía que atravesar para regresar el mundo real, debía desear sinceramente que no se abriera. Pretender que una puerta no se abra justo cuando es lo que sueñas es como pedirle al mar que detenga las olas. Es curioso, pero a todos nos ha pasado alguna vez. Precisamente cuando uno está a punto de sucumbir es justo cuando surge la oportunidad. Justo cuando estás a punto de dejar esfumar tus esperanzas es cuando llega el momento. Entonces, recuerdo que Bastián se rindió como diciendo: Hasta aquí he llegado. Fue cuando la puerta ansiada se abrió. Tengo varios amigos que están pasando por un mal momento y quería encontrar el modo de aconsejarles que quizás las respuestas no llegan cuando las necesitamos, aunque fuera justo que así fuera. No es una invitación a dejar de luchar. Todo lo contrario, yo me siento la primera luchadora. Pero quizás el protagonista de esta maravillosa historia nos ayude a entender que hay veces, aunque nos parezca una locura esta proposición, que debemos dar la espalda a las cosas precisamente para encontrarlas.

1 comentario:

  1. "Fuerzas de flaqueza", "Los árboles que no dejan ver el bosque"...

    Paradojas las hay tantas... pero estoy de acuerdo en que muchas veces es en el último momento, justo cuando parece que ya es imposible... entonces, es cuando surje la oportunidad.

    ResponderEliminar